jueves, 28 de enero de 2016

ACTO SEGUNDO DE "PALABRA DE CERVANTES".

SEGUNDA PARTE:
EL INGENIOSO HIDALGO DON MIGUEL DE CERVANTES.

(Durante los siguientes fragmentos, el Actor/Cervantes, tomando el vestuario del perchero, se irá caracterizando como su personaje principal: Don Quijote de la Mancha)

VOZ EN OFF.-  En un lugar de las Españas, llamado Alcalá de Henares, ha mucho tiempo que nació un hidalgo llamado Miguel de Cervantes.

CERVANTES.- (Apareciendo en escena) ¿Qué?

VOZ EN OFF.-  Debido a que le entusiasmaba leer todo lo que caía en sus manos, y se devanaba el cerebro  con mil lecturas e infinitas  letras

CERVANTES.- ¿Quién habla?

VOZ EN OFF.-  Manifestose al cabo del tiempo que tantísimas ficciones le habían vuelto el juicio.  Se volvió loco, pues, nuestro hidalgo, y decidió hacerse inventor de esos mundos de fantasía que tanto disfrutaba en los libros. 

CERVANTES.- Esa es mi historia. ¿O mi vida?

VOZ EN OFF.-  De modo que se dispuso a  viajar por  los caminos,  llevando consigo sus  más estimadas armas: una pluma y mil papeles. Dando en su locura con querer ser señor de las letras, rey de las palabras o emperador de las frases.

CERVANTES.-  ¿Y de quién es la voz que está narrando mis sucesos?  ¿Es de alguno de los enfermos mentales que habitan este lugar?

VOZ EN OFF.-  Pudiendo más su locura que otra razón alguna, se propuso hacerse  nombrar escritor por el primer librero o editor que topase

CERVANTES.- O puede ser el Mago Frestón, o Merlín o algún otro  sabio encantador el que esté detrás estos prodigios.

VOZ EN OFF.- Autores hay que dicen que la primera aventura que le avino después, fue la de La Galatea, otros dicen que la de sus Rimas y Poemas, sin embargo el autor de esta historia prefiere contar primeramente la singular aventura   de sus Dramas y Comedias, emocionantísima aventura en la que combatió contra otro caballero  principal, muy enemigo suyo, que en los anales de la caballería manchega era conocido como el Fénix de los Ingenios.

(Ha aparecido la actriz, imaginamos que es ella aunque no le vemos el rostro, caracterizada como está, al igual que su compañero de reparto, con casco y armadura o similar)

CERVANTES.-  Oh no, Lope, ¿tú aquí?

ACTRIZ/LOPE.- Cervantes, pobre amigo, siempre pensé que el fracaso os conduciría a la locura.

CERVANTES.- ¿Fracaso decís?  Cierto es que no poseo vuestra fama ni vuestra riqueza, pero mis obras nada tienen que envidiar a las vuestras.  Ningún hombre es más que otro sino hace más que otro.

LOPE.- En fin, ya sabéis lo que dice la gente:  Lope es el mejor escritor de España.  Aunque Cervantes tampoco es manco.  Pero bien mirado sí que lo sois. 

CERVANTES.- Y vos sois un presuntuoso.  Yo no escribo para las gentes ignorantes de nuestro tiempo,  el futuro me dará la razón.

LOPE.- Vamos.  Don Miguel, despertad; los corrales de comedia de toda España se disputan mis comedias y mis dramas, y sin embargo  los vuestros no hay comediante alguno que los quiera representar.

CERVANTES.- Vuestro teatro es vulgar, estereotipado y efectista.

LOPE.- ¿Quién lo dice?  ¿El escritor de teatro que ni siquiera es capaz de vivir de sus obras?

CERVANTES.-  Yo peleo por el buen nombre de mi ama y señora la Literatura y si os venzo, tendréis que ir a su aldea del Parnaso para decirle que os venció en combate singular su enamorado Don Miguel de Cervantes.

LOPE.- Volvéis a disparatar. 

CERVANTES.- Todo el mundo se tenga si todo el mundo no confiesa que no hay en el mundo todo doncella más hermosa que la Emperatriz de Las Artes, mi ama la sin par Literatura.

LOPE.- A esa dama también la sirvo yo, y no está reñido su amor, con el que además profeso a mis otras amantes: Fama y Riqueza.

CERVANTES.- Profanáis el nombre de mi hermosa, mezclándola con tan vulgares mujerzuelas.  Un auténtico caballero no sirve más que a una dama. 

LOPE.- Don Miguel, no quiero heriros porque sois un pobre tullido, pero me estáis empezando a enervar.

CERVANTES.- (Retándole) Combatid, maldito farsante.

LOPE.- (Aceptando el duelo) Acabaré con vos

VOZ EN OFF.- (Saludando al público, sucesivamente, ambos contendientes) El Fenix de los Ingenios contra El Manco de Lepanto. 

CERVANTES.- Os derribaré de un soneto

LOPE.- Y yo os destrozaré armado con mi ironía.

(En efecto, de las enormes vainas, no extraen sino pequeñas e inofensivas plumas)

(Ambos garabatean sendos textos.  Lope acaba el primero, ha escrito con facilidad y disfrute, pero Cervantes apresurándose en poner el punto final a su obra le retiene y adelanta y al mostrar su obra a los cuatro puntos cardinales, recibe tímidos aplausos, mientras que al hacerlo Lope, recoge, en off, las más encendidas ovaciones)

ACTRIZ.- (Disponiéndose a desprenderse de la caracterización) Y así es como acabó esta singular aventura del ingenioso hidalgo.

CERVANTES.- Lope, me habéis vencido, pero juro que en un futuro volveré y

ACTRIZ.- (Que ya se ha desprendido del casco, al menos) ¿Lope?  Ah pero ¿no me reconocéis?

CERVANTES.- Pero si sois vos.

ACTRIZ.- Aguardad que debo caracterizarme para la próxima pieza.

(Ella sale de escena)

CERVANTES.- (Quitándose coraza y demás accesorios de combate) ¿Aguardad decís?  No.  No pienso aguardar.  Me marcho de aquí, de este lugar maldito que es el Teatro 
(Al público) Disculpadme atentos espectadores, pero vienen a mí recuerdos dolorosos, que me impiden seguir en espacio tan lleno de fingimientos y embustes
Teatro Mil veces ilusionado esbocé dramas, comedias y entremeses, que aletargados en el lecho de mis papeles ansiaban verse renacidos por la alquimia de esos magos Merlines que se llaman actores.  Son falsos y perversos seres los comediantes,  capaces de convertir molinos en gigantes, vulgares sillas en tronos y telas raídas en mantos reales  Lope ha expresado lo que es sabido por todos,  Cervantes fue un  prometedor autor teatral que en sus comienzos estrenó sus obras con cierto  éxito. Pero embrujados los auditorios todos por el Fenix de los Ingenios y otros busca-aplausos de su ralea, Cervantes es ahora escritor despreciado por las gentes de la escena.

ACTRIZ.- (Volviendo, sin la anterior caracterización) Pero Esperad

CERVANTES.- Y yo les desprecio a ellos también, y no permaneceré ni un minuto más en este teatro.

ACTRIZ.- No podéis marcharos.

CERVANTES.- (Él entra un pequeño mueble, una especie de menguada taquilla en la que guarda, aparentemente, sus cosas, fundamentalmente sus libros) Sí puedo, no me importa nada la representación, ni el público, ni  este arte de la falsedad y el engaño.

ACTRIZ.- No es por eso.

CERVANTES.- ¿Qué?  Si no es para acabar la funció¿cuál es el motivo por el que no puedo irme?

ACTRIZ.- (Ella vuelve a introducir los objetos que él había tomado, en la taquilla, y cierra las puertas de la misma) No podéis marcharos porque estáis interno aquí.

CERVANTES.- ¿Interno?

ACTRIZ.- (Colocando, además, un aparatoso candado en la taquilla que cierra con llave) Sois Es usted uno más de los pacientes de esta clínica psiquiátrica, y como todos los demás enfermos le está prohibida la salida.

CERVANTES.- ¿Prohibido?  Soy un prisionero.

ACTRIZ.- Es por su bien 

(Silencio)

ACTRIZ.- Igual que por su bien decidimos en su momento iniciar los ensayos de esta obra teatral que debía servirle como terapia aunque ahora tanto le moleste.

(Suspiro)

ACTOR.- ¡Oh, desventurado de mí!

ACTRIZ.- Vamos hombre, no hay que hundirse.  Arriba ese ánimo.

ACTOR.- ¿Qué dices?

ACTRIZ.- Nada, intentaba consolarle.  Como se lamentaba con lo de ¡Oh, desventurado de mí!

ACTOR.- Es el inicio de la escena que toca ahora.  Estamos haciendo teatro  ¿Recuerdas?  

ACTRIZ.- Oh.  Perdón.

ACTOR.- (Mientras ella se recompone el vestuario) Esta chica, a veces pienso que no está bien de la azotea

ACTRIZ.- Prosigamos cuando usted guste.

ACTOR.- Oh, desventurado de mí.

ACTOR/CERVANTES.- Yo,  Don Miguel de Cervantes, el adalid de la lengua castellana, me veo de este modo en prisión.

ACTRIZ.- Os equivocáis, el cautiverio de Argel ya lo hemos tratado en un capítulo anterior.

CERVANTES.- No solo he sido esclavo de moros, también los cristianos compatriotas míos, me han condenado a permanecer en prisiones encerrado.

ACTRIZ.- No debe usted confundir el actor que está recluido en esta institución mental, con el personaje, Cervantes.

CERVANTES.- Yo no me confundo, señorita, usted es la que al parecer  ignora que Cervantes fue encerrado en el año 1597 en la Real Cárcel de Sevilla.


(El actor chasquea los dedos y se escucha una sonora voz en off)



VOZ EN OFF.- Cuenta Cidi Hamete Benengeli autor arábigo y manchego en esta gravísima, altisonante, mínima, dulce e imaginada historia que la ventura de nuestro protagonista tras su derrota en el singular combate librado contra el Fénix de los Ingenios no mejoró, sino que, desanimado por su escasa fortuna en los corrales de comedia, el Ingenioso Hidalgo Don Miguel de Cervantes, siguió los buenos consejos de su fiel servidora, la sensatez, que muy atinadamente, le dijo.

(La actriz se ha caracterizado, en parte, como Sancho Panza)

ACTRIZ/SENSATEZ.- Dígole, buen señor que, de algunos días a esta parte, he considerado cuán poco se gana  de andar buscando estas aventuras que vuestra merced busca por estos corrales de comedia y librerías, donde, no hay ganancia ni gloria. Y así, me parece que sería mejor, que nos fuésemos a procurar el gobierno de alguna Ínsula.

CERVANTES.- Has hablado con gran atino y desenvoltura, mi fiel escudera, y he de seguir tus sensatos consejos.

ACTRIZ/SENSATEZ.- Y así fue como mi buen amo abandonó  por un tiempo las lides literarias y dirigió su fantasía a los territorios de la economía y las finanzas

(El actor, acude ilusionado a recibir,  enrollado y lacrado, un documento con las ordenanzas a desarrollar, que se apresura a leer)

ACTRIZ/SENSATEZ.- Aunque tal oficio no era del todo de su gusto.

CERVANTES.- (Desencantado.  Tras leer el documento) Recaudar trigo y aceite en los pueblos de Andalucía para destinarlo a la  Armada Invencible, esa es la gloriosa misión que me ha sido encomendada.

ACTRIZ/SENSATEZ.- (Viendo también el documento) Debéis servir al rey Felipe II en cuyos dominios no se pone el sol y que desea castigar con la mayor Armada que jamás se vio a las blasfemas gentes anglosajonas.

CERVANTES.- El país está en la ruina y a su majestad imperial no se le ocurre sino montar una armada para invadir Inglaterra y acabar con los herejes.  Cuándo dejaremos a Dios en paz.

ACTRIZ.- (Quitándose la leve caracterización de Sancho/sensata) Pero ordenó,  la suerte, y el diablo, que no todas veces duerme, que por unos asuntos y laberintos de dineros y de préstamos, nuestro héroe se viera prisionero en la Real Cárcel de Sevilla.

ACTRIZ.- Y en aquella mazmorra empezó a escribir Cervantes su gran obra El Quijote.

CERVANTES.- (Barruntando, indignaciones) Qué le queda a un prisionero sino la fabulación, la evasión de su celda, a través de los túneles de la imaginación.

ACTRIZ.- Sí, pero

CERVANTES.- (Como ensimismado) Hmmm.

ACTRIZ.- Os toca Le toca actuar

CERVANTES.- Mmm

ACTRIZ.- ¿Se encuentra bien?  ¿En qué piensa?

CERVANTES.- Pienso que la libertad es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos;  por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida.

ACTRIZ.- ¿Qué quiere decir?  Ese párrafo no está en la obra.

CERVANTES.- ¿Tú eres como yo?  ¿Otra enferma mental?

ACTRIZ.- No, soy su enfermera, lo sabe de sobra, y me estoy jugando el puesto, hace media hora que todos los internos debieran estar encerrados o con sus camisas de fuerza

CERVANTES.- (Indignado, gritando) ¿Encerrados o con camisas de fuerza?  ¿Es posible que el Rey haga fuerza a ninguna gente?

ACTRIZ.- ¿Qué?  ¡No grite, nos pueden escuchar los de seguridad!

CERVANTES.- (De un quijotesco desatado, tal vez, coloca en su cabeza la vacia de barbero, y busca la coraza) Me parece duro caso  hacer esclavos a los que Dios y naturaleza hizo libres.

ACTRIZ.- ¿Se ha vuelto loco?

ACTRIZ- (Ríe, un poco histérica) Ja, ja, ja, Ya no sé ni lo que me digo.  Pues claro que está loco, por eso le han metido aquí, y a todos estos también, y a mí me están volviendo loca, como ellos.

CERVANTES.- (Hacia el público) Es  de justicia que un caballero andante como yo, muestre con vosotros el efecto para el que el cielo me arrojó al mundo.  Os he de dar a todos la libertad.

ACTRIZ.- (Sujetándole) ¿Es que no recordáis como acabó la aventura en la que El Quijote liberó a una cuerda de presos?  Los que acababan de ser liberados insultaron y apedrearon a su salvador.  ¡Deteneos!

CERVANTES.- ¿Por qué?

ACTRIZ.- Por que ni ellos son una cuerda de galeotes, ni vos ni usted es Don Quijote de La Mancha

ACTOR.- (Medita y se quita vacía y coraza) Ya lo sé.

ACTRIZ.-  (Esperanzada) ¿Lo sabe?

ACTOR.-No estoy tan loco.

ACTRIZ.- (Aliviada) Menos mal.

ACTOR.- (Sensato, sonríe) No soy ningún caballero andante, y menos Don Quijote, que nunca existió en realidad.

ACTRIZ.- (Aliviada) Uff.  Me alegra saber que la terapia está funcionando.

MIGUEL DE CERVANTES.- (Solemne) Pues yo, Miguel de Cervantes Saavedra, fui su creador.

ACTRIZ.- Oh no.

(Música.  Oscuro)





(Las fotos corresponden al montaje teatral de “Palabra de Cervantes” estrenado por Teatro La Paca en enero de 2016.

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