miércoles, 5 de noviembre de 2014

"La Pasión de Johnny y Magdalena" -western tragicómico en 5 actos- (1992). Los dos primeros actos de esta obra, uno de mis primeros textos teatrales.


Acto Primero.

(Mediante un telón pintado, la escenografía recrea una plácida y luminosa mansión sureña, recortada contra un cielo de un azul radiante)

(Entran por entre el público Franky y el General.  Franky enarbola la bandera de la Unión)

Franky: Les perseguimos varios kilómetros, pero lograron escapar.

General: Esos malditos indios, son escurridizos como serpientes.


Franky: A veces parecen invisibles, mi General, uno sabe que están ahí, pero no se les puede ver.

(Entra Magdalena)

Magdalena: (Llorando) Padre, está usted vivo, ¡qué alegría!

General: Deja de lloriquear, muchacha. ¿Qué va a pensar tu prometido?

Magdalena: Buenos días, Teniente Franky.

General: Capitán Franky, querrás decir.

Franky: Me han ascendido, Magdalena.

General: Créeme pequeña, este muchacho tiene futuro.  Me haréis muy dichoso cuando os vea felizmente casados.

(Franky toma entre las suyas las manos de Magdalena.  Se escuchan pasos.)

Magdalena: (Liberándose de Franky) Creo que alguien se acerca.

(Sale Magdalena)

General: Muchacho, tú serás el hijo que siempre quise tener.

Franky: Es usted un padre para mí, General.

(Irrumpe de nuevo Magdalena, acompañando al Sargento Johnny)

Magdalena: Es el Sargento Johnny, padre.

Johnny: Despacho urgente, mi General.

General: Déjame ver, muchacho. (Lee)  ¡Demonios!

Johnny: ¿Malas noticias, mi General?

Franky: Eres muy curioso, sargento Johnny.

Johnny: Discúlpeme, capitán Franky.

General: Los indios están muy cerca, muchachos, no es hora de disputas.

Magdalena: (Sollozando) ¿Otra vez los indios, padre?

(Sale de escena el General, contrariado)

Johnny: Cálmese señorita, los indios no son peligrosos.

Franky: (Propinándole un latigazo con su fusta al Sargento) Quita tu negra mano de mi prometida, maldito mulato.

(Al girarse, comprobamos que Johnny es mulato, mitad blanco, mitad negro.  Hasta ahora le habíamos visto, de perfil, únicamente su mitad blanca.)

Magdalena: Sólo quería ayudarme, Franky.  Es una buena persona.

Franky: Te equivocas cariño, no es una persona.
(Fustigándole) 

Magdalena: (Deteniendo el látigo y sollozando) Eres un monstruo Franky.

Franky: Cálmate amorcito, es sólo un medio negro.

(Sale de escena riendo el flamante capitán)

Magdalena: Te odio, Franky.

Johnny: El no es malo, señorita Magdalena.

Magdalena: ¿Cómo puedes decir eso de una persona que te golpea sin piedad?

Johnny: Usted no le conoce bien, señorita.  Nadie le ha enseñado a comportarse de otro modo.  Su padre era un hombre terrible, un asesino sin piedad, que violaba y asesinaba a todas sus esclavas negras y mulatas, y que golpeaba sin piedad a todos sus hijos mulatos.  Él sólo quería a su único hijo blanco; a Franky, su primogénito.

Magdalena: ¿Cómo puedes conocer de ese modo al padre de Franky?

Johnny: Porque ese hombre era también... mi padre.

Magdalena: (Llorando) Pobre Johnny, has debido sufrir mucho en tu vida.

Johnny: (Alucinando) Señorita Magdalena, nadie había llorado antes por mí.  Es usted la persona más buena del mundo.

Magdalena: Mi pobre Johnny.

Johnny: Señorita Magdalena... yo...

Magdalena: No te preocupes Johnny, yo lloraré por ti cuando tú quieras.

Johnny: Yo... creo... que la amo.

Magdalena: (Llorando) Oh Johnny, nadie me había dicho nunca algo así.

(Vuelven a escena el Capitán y Franky)

Magdalena: Padre, padre...

General: Muchacha, deja de lloriquear de una vez.
(Marchándose indignado por el comportamiento de su hija) No puedo soportarlo.

Magdalena: Franky... soy muy desgraciada...

Franky: No quiero que mi futura esposa llore delante de un medio negro, ¿entendido? ¿Entendido?

Magdalena: (Arreciando en sus llantos) Franky, no digas eso.

Franky: (Saliendo indignado) Es insoportable.
.
Johnny: Perdóneme señorita.  Debo haberme vuelto loco.  Usted pertenece a Franky.

Magdalena: No Johnny.  Yo odio a Franky...yo... creo que...dime Johnny, ¿todavía me amas?

Johnny: Yo la amo, señorita Magdalena.

Magdalena: Oh, mi pobre Johnny... dímelo, dime que me amas.



Johnny: Yo la amo... señorita Magdalena... pero, por favor, llore por mí...

Magdalena: (Llorando) Oh mi pobre Johnny.

(De pronto el sargento mulato descubre a Franky,   que tal vez lleva algún tiempo, contemplando la escena, en silencio.  También Magdalena descubre al capitán en la penumbra.  Los furtivos amantes se incorporan. Irrumpe el General.  Franky continúa estático, mirando fijamente a Johnny con expresión de desear asesinarlo.)

General: (Que ignora lo que ha sucedido) Franky, muchacho, ¿te sucede algo?

Franky: (Mirando todo el tiempo fijamente a Johnny) Nada, General.

General: Johnny, muchacho, déjanos solos, vamos a rezar.

(Johnny se marcha)

Magdalena: Pero, padre, Johnny también es hijo de Dios.

Franky: (Furioso) Ese, es hijo de Satanás.

Magdalena: Franky, Johnny es tu hermano.

(Franky se vuelve furioso a Magdalena)

General: Hijos míos, arrodillaos. 
Oh Señor Misericordioso, te suplicamos, en esta hora de pasión, que nos des un poco de valor y fuerza, para no dejar a ningún maldito indio con vida.  Guía nuestros rifles y bendice nuestros corazones.  Amén.


 Franky: Amén.

Magdalena: Amén.

General: Amén.

Franky: Amén.

Magdalena: Amén.

General: (Molesto por el bucle) ¡Amén! 
Es hora de pelear.  Johnny, muchacho, te estamos esperando.

(Vuelve Johnny, aprieta un papel entre sus manos)

General: ¿Qué tienes ahí, Johnny?

Johnny: Es mi última voluntad, General.

(Franky mira persistentemente a Johnny, con no demasiadas buenas intenciones)

General: Está bien, no perdamos el tiempo.

(Al fin parten, los militares de la Unión,  y se adentran en la selva de butacas.  Poco antes de partir, Johnny entregó el arrugado papel a Magdalena.  Los tres soldados caminan, sorteando espectadores y enarbolando bandera y rifles, en busca de indios; se dispersan y se vuelven a reunir, rastrean huellas...)

Magdalena: (Simultáneamente, desde escena, lee el mensaje de su enamorado) “Amada Magdalena: debes saberlo, he perdido la razón.  Tus lágrimas me han vuelto loco.  Te  lo digo en esta que creo que es mi última hora.  Presiento que el final de mi vida se acerca, y no es a los indios a los que temo, porque ellos en realidad no existen.  Estoy convencido que los indios son una invención, una excusa para mantener activo a nuestro poderoso ejército.  Me temo, sin embargo, que Franky, tu prometido, ha descubierto nuestra secreta pasión, y le creo capaz de todo, presiento que planea asesinarme...”

(En ese preciso y oportuno instante, Franky, entre el público, grita)

Franky: Eh, Johnny.

Johnny: ¿Qué quieres Franky?

Franky: Date la vuelta Johnny, no quiero matarte por la espalda.

Johnny: (Volviéndose indignado) ¿Serás capaz de matar a tu propio hermano, Franky?

Franky: (Disparando) ¡Cállate, jodido mulato!

(Cae Johnny)

Franky: (Disimulando, pérfido)  Eh, General, los indios... creo que... han matado a Johnny.

General: (Llegando exhausto) Aún no ha muerto, está muy mal herido.
                                       
Magdalena: (En escena, continúa leyendo la terrible misiva) “...pero créeme amor mío, no me importará morir, si tú derramas unas pocas lágrimas de pena sobre mi cadáver...”

Magdalena: (Saliendo destrozada de escena) Oh, mi pobre Johnny.

(El General y Franky arrastran el cuerpo inerte del soldado herido hasta el escenario.)

Franky: ¿Cómo está General?

General: Johnny es fuerte.  No te preocupes Franky, creo que vivirá.
(Llamando en voz alta) Magdalena, hija mía.

(Franky aprovechando que el General ha salido, extrae de la funda su arma reglamentaria y la dirige fríamente hacia la sien del malherido mulato)

Johnny: (Volviendo en sí) Franky... hermano...

Franky: (Disparando) ¡Muérete de una vez, imbécil!

Magdalena: (Irrumpe exaltada y se derrumba frágil) Johnny, amor mío...

(Entra el General, que sorprende a Franky con el arma en la mano)

General: ¿Quién ha disparado Franky?

Franky: (Apuntando con el arma hacia todas direcciones) Creo que hay indios en la casa, General.

(El General busca a los intrusos, preocupado)

Magdalena: Johnny, no te mueras.

Johnny: (Balbuceando in extremis) Magdalena, yo te quiero...

General: Está delirando el insensato.

Magdalena: Padre, debe usted saberlo.  Johnny y yo nos amamos.

Johnny: (Susurrando convulso) Magdalena.

(Magdalena y el General se miran fijamente en actitud desafiante, coyuntura que aprovecha el astuto capitán para volver a disparar sobre la sien del moribundo, sonido que hace que padre e hija se vuelvan bruscamente hacia Franky)

Franky: (Disimulando) Esos malditos indios, parecen invisibles.

Magdalena: Oh, mi pobre Johnny.

Franky: Creo que empeora por momentos, General

General: Es cierto, muchacho, he visto muchas heridas en la cabeza como esta.  No sobrevivirá.

Magdalena: Yo cuidaré de ti, Johnny.

Franky: Vayámonos Magdalena, no podemos hacer nada por él.

Magdalena: No me toques, asesino...

General: ¿Te has vuelto loca, muchacha?

Magdalena: Yo amo a Johnny, padre, ¿no lo entiende?

General: Pero muchacha, ese hombre es medio negro.

Magdalena: No me importa el color de su piel, yo amo a Johnny, y odio a Franky.

Franky: Se ha vuelto loca, General.

General: Escúchame bien, muchacha, si no te alejas de ese medio negro ahora mismo, dejarás de ser hija mía.

Magdalena: Adiós padre.

General: Vayámonos Franky.

Franky: Magdalena, yo...

Magdalena: Adiós Franky.

General: Sólo un milagro salvará la vida de ese hombre. ¿Me oyes?, sólo un milagro.

(Salen marciales los militares. Magdalena venda la frente del pobre Johnny, que reposa inerte.  La cándida joven sureña, arrodillada, eleva, luego, sus súplicas al cielo)

Magdalena: Virgen María, tú que eres milagrosa, salva la vida de mi Johnny.  Sálvamelo, y yo a cambio, juro por lo más sagrado, que no volveré a llorar nunca más.

(Se ilumina extraordinariamente la escena, suena musiquilla celestial y Johnny levanta los brazos y musita)

Johnny: Magdalena, amor mío...

Magdalena: (Abrazando a su amado) Oh mi Johnny, mi pobre Johnny.

Johnny: No me dejes Magdalena.

Magdalena: No te dejaré Johnny.  Juro por lo mas sagrado que nada ni nadie nos separará jamás.


                                    (Se hace veloz el Oscuro)

                  


ACTO SEGUNDO.


(La escenografía será un paraje desértico del salvaje oeste, en las proximidades del gran cañón, con algunos cactus y rocosas montañas)

(En escena, Magdalena, sentada, visiblemente embarazada, Johnny de pié, botella en mano)

Magdalena: He avisado al doctor, no tardará en llegar.

(Jonnny bebe en silencio)

Magdalena: Le diré que le eche un vistazo a tu herida. ¿Te duele la cabeza, cariño?

(Johnny acerca sus manos a la cabeza con aparente dolor)

Magdalena: Johnny, cariño, deseo tanto que nazca nuestro pequeño Billy.

(Johnny ha quedado estático, petrificado como una estatua)

Magdalena: Johnny, ¿me oyes?, te estoy hablando.
Mi pobre Johnny.

Johnny: Magdalena.


Magdalena: Johnny, gracias a Dios.

Johnny: Magdalena ¿dónde estás?

Magdalena: Yo soy Magdalena, cariño.

Johnny: (Bebiendo) Llora por mí, Magdalena.

(Se escucha voz en off de Magdalena): Juro por lo más sagrado que no volveré a llorar nunca más.

Magdalena: No puedo hacerlo Johnny, he  jurado no volver a llorar nunca más.

(Johnny se sienta y bebe)

Magdalena: ¿Me amas todavía?  Dime que me amas.

Johnny: Llora por mí, Magdalena.

Magdalena: (Alejándose)  Dime que me amas.

(Irrumpe el Doctor, asustado)

Doctor: A menudo, manadas de indios, rondan por aquí, tengan cuidado, comen de todo.

Magdalena: Los indios no existen, ¿verdad Johnny?


Johnny: ¿Indios?   Nadie ha visto nunca a ningún indio.

Doctor: Algunos indios son invisibles, pero créame, los indios existen, están en todas partes.

(Sale el doctor asustado, por la entrada contraria entra un indio, anda a cuatro patas, es un verdadero salvaje, ruje como un león, se pasea por el escenario y vuelve a salir.  Regresa el doctor)

Doctor: ¿Lo han visto?   Era un indio.

Magdalena: ¿Era un indio?

Johnny: Tonterías, los indios no existen.

(Entra de nuevo el indio, el doctor tiembla aterrorizado, el indio husmea la pierna del doctor, y este, que no puede mas, echa a correr. El salvaje corre tras él ladrando, salen de escena, y vuelven a atravesar de lado a lado el escenario continuando la persecución.  Finalmente vuelve el indio, solo esta vez, pero con el sombrero del doctor entre los dientes)

Magdalena: Johnny, cariño, tengo miedo.

(El indio es una bestia atroz, aúlla como un lobo.  Arrastra salvajemente a Magdalena y la saca de escena).

Johnny: Magdalena ¿dónde vas?


Magdalena: Ayúdame, Johnny, te lo suplico.

Johnny: Magdalena no te vayas, no me dejes solo.

(Escuchamos los gritos desgarrados de Magdalena y los gemidos lascivos del indio salvaje.  Vuelve, entonces, el doctor sigilosamente, sus piernas tiemblan, se seca el sudor con una mano y con la otra empuña un arma)

Johnny: Doctor, ¿ha visto usted a Magdalena?

Doctor: (Asomándose al exterior de escena) Oh, Dios mío, pobre mujer.

Johnny: (Bebiendo) Todas son iguales, qué asco.

(El doctor, retrocede, huye, abandonando el arma en el suelo, Magdalena se arrastra hasta la pistola y la empuña contra el salvaje)

Johnny: (Arrebatándole el arma) Magdalena, las pistolas son peligrosas, deberías saberlo.

Magdalena: (Arrastrada de nuevo fuera de escena) No Johnny, por favor...

Johnny: Me dejas solo otra vez.

Doctor: Es horroroso.  No puedo creerlo.

Johnny: No se preocupe doctor, estoy acostumbrado a la soledad.


(Silencio denso.  Magdalena se arrastra hasta Johnny, rasgados los vestidos.  Ya no está embarazada.)

Magdalena: Te he fallado, ¿verdad Johnny?, te he fallado otra vez.

Johnny: Puede ser, o puede que no haya sido culpa tuya.

Magdalena: Mi pobre Johnny.

Johnny: Tú estás bien y eso es lo único que importa...

Magdalena: Pero he perdido tantísima sangre. ¿No te das cuenta?  Pobre Johnny, nunca te das cuenta de nada.

Johnny: ... eso es lo único que importa...

Doctor: Yo me pregunto, como sobrevivirán a partir de ahora, sin apenas sangre.

Magdalena: Johnny, contéstame, ¿qué vamos a hacer, cómo viviremos?

Johnny: No lo permitiré jamás, una chica como tú no puede aceptar un empleo así.

Magdalena: Pero...

Johnny: Está bien, lo permitiré...

Magdalena: Johnny.


Johnny: Pero mi difunta madre me enseñó que esa no es una buena forma de ganarse la vida.

Magdalena: Mi pobre Johnny.

Johnny: Pero cuando nazca el pequeño Billy...

Magdalena: No Johnny, el pequeño Billy no va a nacer.

Doctor: No se preocupen, todavía son jóvenes, tendrán otro hijo.

                 

(Se marcha el Doctor)

Magdalena: Perdóname Johnny, he perdido al pequeño Billy.

Johnny: (Sonriendo) ¿Has perdido al pequeño Billy?

Magdalena: Sí, Johnny.

Johnny: No te preocupes, yo le encontraré.

Magdalena: Pobre Johnny.

Johnny: (Entre el público) Pequeño Billy, ¿dónde estás?, ¿has visto al pequeño Billy?, pequeño Billy ¿estás ahí?

(Se escucha el llanto de un bebé)


Jonhhy: (Abrazado a la botella de bourbon) Pequeño Billy, pequeño malo no vuelvas a perderte.
Magdalena, he encontrado al pequeño Billy.

Magdalena: (Tomando entre sus brazos la botella) Oh Johnny, se parece a ti.

Johnny: Cógelo en tus brazos, es tuyo.

Magdalena: Oh Johnny, no sé cómo pagarte esto.

 (El Oscuro veloz oculta la entrañable escena de los felices padres, abrazados orgullosos a la botella de bourbon)

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