Acto Primero.
(Mediante un telón pintado, la escenografía
recrea una plácida y luminosa mansión sureña, recortada contra un cielo de un
azul radiante)
(Entran por entre el público Franky y el
General. Franky enarbola la bandera de
la Unión)
Franky: Les perseguimos varios kilómetros, pero
lograron escapar.
General: Esos malditos indios, son escurridizos
como serpientes.
Franky: A veces parecen invisibles, mi General,
uno sabe que están ahí, pero no se les puede ver.
(Entra Magdalena)
Magdalena: (Llorando) Padre, está usted vivo,
¡qué alegría!
General: Deja de lloriquear, muchacha. ¿Qué va
a pensar tu prometido?
Magdalena: Buenos días, Teniente Franky.
General: Capitán Franky, querrás decir.
General: Créeme pequeña, este muchacho tiene
futuro. Me haréis muy dichoso cuando os
vea felizmente casados.
(Franky toma entre las suyas las manos de
Magdalena. Se escuchan pasos.)
Magdalena: (Liberándose de Franky) Creo que
alguien se acerca.
(Sale Magdalena)
General: Muchacho, tú serás el hijo que siempre
quise tener.
Franky: Es usted un padre para mí, General.
(Irrumpe de nuevo Magdalena, acompañando al
Sargento Johnny)
Magdalena: Es el Sargento Johnny, padre.
Johnny: Despacho urgente, mi General.
General: Déjame ver, muchacho. (Lee) ¡Demonios!
Johnny: ¿Malas noticias, mi General?
Franky: Eres muy curioso, sargento Johnny.
General: Los indios están muy cerca, muchachos,
no es hora de disputas.
Magdalena: (Sollozando) ¿Otra vez los indios,
padre?
(Sale de escena el General, contrariado)
Johnny: Cálmese señorita, los indios no son
peligrosos.
Franky: (Propinándole un latigazo con su fusta
al Sargento) Quita tu negra mano de mi prometida, maldito mulato.
(Al girarse, comprobamos que Johnny es mulato,
mitad blanco, mitad negro. Hasta ahora
le habíamos visto, de perfil, únicamente su mitad blanca.)
Magdalena: Sólo quería ayudarme, Franky. Es una buena persona.
Franky: Te equivocas cariño, no es una persona.
(Fustigándole)
Magdalena: (Deteniendo el látigo y sollozando)
Eres un monstruo Franky.
Franky: Cálmate amorcito, es sólo un medio negro.
(Sale de escena riendo el flamante capitán)
Johnny: El no es malo, señorita Magdalena.
Magdalena: ¿Cómo puedes decir eso de una
persona que te golpea sin piedad?
Johnny: Usted no le conoce bien, señorita. Nadie le ha enseñado a comportarse de otro
modo. Su padre era un hombre terrible,
un asesino sin piedad, que violaba y asesinaba a todas sus esclavas negras y
mulatas, y que golpeaba sin piedad a todos sus hijos mulatos. Él sólo quería a su único hijo blanco; a
Franky, su primogénito.
Magdalena: ¿Cómo puedes conocer de ese modo al
padre de Franky?
Johnny: Porque ese hombre era también... mi
padre.
Magdalena: (Llorando) Pobre Johnny, has debido
sufrir mucho en tu vida.
Johnny: (Alucinando) Señorita Magdalena, nadie
había llorado antes por mí. Es usted la
persona más buena del mundo.
Magdalena: Mi pobre Johnny.
Johnny: Señorita Magdalena... yo...
Magdalena: No te preocupes Johnny, yo lloraré
por ti cuando tú quieras.
Johnny: Yo... creo... que la amo.
(Vuelven a escena el Capitán y Franky)
Magdalena: Padre, padre...
General: Muchacha, deja de lloriquear de una
vez.
(Marchándose indignado por el comportamiento de
su hija) No puedo soportarlo.
Magdalena: Franky... soy muy desgraciada...
Franky: No quiero que mi futura esposa llore
delante de un medio negro, ¿entendido? ¿Entendido?
Magdalena: (Arreciando en sus llantos) Franky,
no digas eso.
Franky: (Saliendo indignado) Es insoportable.
.
Johnny: Perdóneme señorita. Debo haberme vuelto loco. Usted pertenece a Franky.
Magdalena: No Johnny. Yo odio a Franky...yo... creo que...dime
Johnny, ¿todavía me amas?
Johnny: Yo la amo, señorita Magdalena.
Magdalena: Oh, mi pobre Johnny... dímelo, dime
que me amas.
Johnny: Yo la amo... señorita Magdalena...
pero, por favor, llore por mí...
Magdalena: (Llorando) Oh mi pobre Johnny.
(De pronto el sargento mulato descubre a
Franky, que tal vez lleva algún tiempo,
contemplando la escena, en silencio.
También Magdalena descubre al capitán en la penumbra. Los furtivos amantes se incorporan. Irrumpe
el General. Franky continúa estático,
mirando fijamente a Johnny con expresión de desear asesinarlo.)
General: (Que ignora lo que ha sucedido)
Franky, muchacho, ¿te sucede algo?
Franky: (Mirando todo el tiempo fijamente a
Johnny) Nada, General.
General: Johnny, muchacho, déjanos solos, vamos
a rezar.
(Johnny se marcha)
Magdalena: Pero, padre, Johnny también es hijo
de Dios.
Franky: (Furioso) Ese, es hijo de
Satanás.
Magdalena: Franky, Johnny es tu hermano.
(Franky se vuelve furioso a Magdalena)
General: Hijos míos, arrodillaos.
Oh Señor Misericordioso, te suplicamos, en esta
hora de pasión, que nos des un poco de valor y fuerza, para no dejar a ningún
maldito indio con vida. Guía nuestros
rifles y bendice nuestros corazones.
Amén.
Franky: Amén.
Magdalena: Amén.
General: Amén.
Franky: Amén.
Magdalena: Amén.
General: (Molesto por el bucle) ¡Amén!
Es hora de pelear. Johnny, muchacho, te estamos esperando.
(Vuelve Johnny, aprieta un papel entre sus
manos)
General: ¿Qué tienes ahí, Johnny?
Johnny: Es mi última voluntad, General.
(Franky mira persistentemente a Johnny, con no
demasiadas buenas intenciones)
General: Está bien, no perdamos el tiempo.
(Al fin parten, los militares de la Unión, y se adentran en la selva de butacas. Poco antes de partir, Johnny entregó el
arrugado papel a Magdalena. Los tres
soldados caminan, sorteando espectadores y enarbolando bandera y rifles, en
busca de indios; se dispersan y se vuelven a reunir, rastrean huellas...)
(En ese preciso y oportuno instante, Franky,
entre el público, grita)
Franky: Eh, Johnny.
Johnny: ¿Qué quieres Franky?
Franky: Date la vuelta Johnny, no quiero
matarte por la espalda.
Johnny: (Volviéndose indignado) ¿Serás capaz de
matar a tu propio hermano, Franky?
Franky: (Disparando) ¡Cállate, jodido mulato!
(Cae Johnny)
Franky: (Disimulando, pérfido) Eh, General, los indios... creo que... han
matado a Johnny.
General: (Llegando exhausto) Aún no ha muerto,
está muy mal herido.
Magdalena: (En escena, continúa leyendo la
terrible misiva) “...pero créeme amor mío, no me importará morir, si tú
derramas unas pocas lágrimas de pena sobre mi cadáver...”
Magdalena: (Saliendo destrozada de escena) Oh,
mi pobre Johnny.
(El General y Franky arrastran el cuerpo inerte
del soldado herido hasta el escenario.)
Franky: ¿Cómo está General?
General: Johnny es fuerte. No te preocupes Franky, creo que vivirá.
(Llamando en voz alta) Magdalena, hija mía.
(Franky aprovechando que el General ha salido,
extrae de la funda su arma reglamentaria y la dirige fríamente hacia la sien
del malherido mulato)
Johnny: (Volviendo en sí) Franky... hermano...
Franky: (Disparando) ¡Muérete de una vez,
imbécil!
Magdalena: (Irrumpe exaltada y se derrumba
frágil) Johnny, amor mío...
(Entra el General, que sorprende a Franky con
el arma en la mano)
General: ¿Quién ha disparado Franky?
(El General busca a los intrusos, preocupado)
Magdalena: Johnny, no te mueras.
Johnny: (Balbuceando in extremis) Magdalena, yo
te quiero...
General: Está delirando el insensato.
Magdalena: Padre, debe usted saberlo. Johnny y yo nos amamos.
Johnny: (Susurrando convulso) Magdalena.
(Magdalena y el General se miran fijamente en
actitud desafiante, coyuntura que aprovecha el astuto capitán para volver a
disparar sobre la sien del moribundo, sonido que hace que padre e hija se
vuelvan bruscamente hacia Franky)
Franky: (Disimulando) Esos malditos indios,
parecen invisibles.
Magdalena: Oh, mi pobre Johnny.
Franky: Creo que empeora por momentos, General
General: Es cierto, muchacho, he visto muchas
heridas en la cabeza como esta. No
sobrevivirá.
Magdalena: Yo cuidaré de ti, Johnny.
Franky: Vayámonos Magdalena, no podemos hacer
nada por él.
Magdalena: No me toques, asesino...
General: ¿Te has vuelto loca, muchacha?
Magdalena: Yo amo a Johnny, padre, ¿no lo
entiende?
General: Pero muchacha, ese hombre es medio
negro.
Magdalena: No me importa el color de su piel,
yo amo a Johnny, y odio a Franky.
Franky: Se ha vuelto loca, General.
General: Escúchame bien, muchacha, si no te
alejas de ese medio negro ahora mismo, dejarás de ser hija mía.
Magdalena: Adiós padre.
General: Vayámonos Franky.
Franky: Magdalena, yo...
Magdalena: Adiós Franky.
(Salen marciales los militares. Magdalena venda
la frente del pobre Johnny, que reposa inerte.
La cándida joven sureña, arrodillada, eleva, luego, sus súplicas al
cielo)
Magdalena: Virgen María, tú que eres milagrosa,
salva la vida de mi Johnny. Sálvamelo, y
yo a cambio, juro por lo más sagrado, que no volveré a llorar nunca más.
(Se ilumina extraordinariamente la escena,
suena musiquilla celestial y Johnny levanta los brazos y musita)
Johnny: Magdalena, amor mío...
Magdalena: (Abrazando a su amado) Oh mi Johnny,
mi pobre Johnny.
Johnny: No me dejes Magdalena.
Magdalena: No te dejaré Johnny. Juro por lo mas sagrado que nada ni nadie nos
separará jamás.
(Se hace
veloz el Oscuro)
ACTO SEGUNDO.
(La escenografía será un paraje desértico del
salvaje oeste, en las proximidades del gran cañón, con algunos cactus y rocosas
montañas)
(En escena, Magdalena, sentada, visiblemente
embarazada, Johnny de pié, botella en mano)
Magdalena: He avisado al doctor, no tardará en
llegar.
(Jonnny bebe en silencio)
Magdalena: Le diré que le eche un vistazo a tu
herida. ¿Te duele la cabeza, cariño?
(Johnny acerca sus manos a la cabeza con
aparente dolor)
Magdalena: Johnny, cariño, deseo tanto que
nazca nuestro pequeño Billy.
(Johnny ha quedado estático, petrificado como
una estatua)
Magdalena: Johnny, ¿me oyes?, te estoy
hablando.
Mi pobre Johnny.
Johnny: Magdalena.
Magdalena: Johnny, gracias a Dios.
Johnny: Magdalena ¿dónde estás?
Magdalena: Yo soy Magdalena, cariño.
Johnny: (Bebiendo) Llora por mí, Magdalena.
(Se escucha voz en off de Magdalena): Juro por
lo más sagrado que no volveré a llorar nunca más.
Magdalena: No puedo hacerlo Johnny, he jurado no volver a llorar nunca más.
(Johnny se sienta y bebe)
Magdalena: ¿Me amas todavía? Dime que me amas.
Johnny: Llora por mí, Magdalena.
Magdalena: (Alejándose) Dime que me amas.
(Irrumpe el Doctor, asustado)
Doctor: A menudo, manadas de indios, rondan por
aquí, tengan cuidado, comen de todo.
Magdalena: Los indios no existen, ¿verdad
Johnny?
Johnny: ¿Indios? Nadie ha visto nunca a ningún indio.
Doctor: Algunos indios son invisibles, pero
créame, los indios existen, están en todas partes.
(Sale el doctor asustado, por la entrada
contraria entra un indio, anda a cuatro patas, es un verdadero salvaje, ruje
como un león, se pasea por el escenario y vuelve a salir. Regresa el doctor)
Doctor: ¿Lo han visto? Era un indio.
Magdalena: ¿Era un indio?
Johnny: Tonterías, los indios no existen.
(Entra de nuevo el indio, el doctor tiembla
aterrorizado, el indio husmea la pierna del doctor, y este, que no puede mas,
echa a correr. El salvaje corre tras él ladrando, salen de escena, y vuelven a
atravesar de lado a lado el escenario continuando la persecución. Finalmente vuelve el indio, solo esta vez,
pero con el sombrero del doctor entre los dientes)
Magdalena: Johnny, cariño, tengo miedo.
(El indio es una bestia atroz, aúlla como un
lobo. Arrastra salvajemente a Magdalena
y la saca de escena).
Johnny: Magdalena ¿dónde vas?
Magdalena: Ayúdame, Johnny, te lo suplico.
Johnny: Magdalena no te vayas, no me dejes
solo.
(Escuchamos los gritos desgarrados de Magdalena
y los gemidos lascivos del indio salvaje.
Vuelve, entonces, el doctor sigilosamente, sus piernas tiemblan, se seca
el sudor con una mano y con la otra empuña un arma)
Johnny: Doctor, ¿ha visto usted a Magdalena?
Doctor: (Asomándose al exterior de escena) Oh,
Dios mío, pobre mujer.
Johnny: (Bebiendo) Todas son iguales, qué asco.
(El doctor, retrocede, huye, abandonando el
arma en el suelo, Magdalena se arrastra hasta la pistola y la empuña contra el
salvaje)
Johnny: (Arrebatándole el arma) Magdalena, las pistolas
son peligrosas, deberías saberlo.
Magdalena: (Arrastrada de nuevo fuera de
escena) No Johnny, por favor...
Johnny: Me dejas solo otra vez.
Doctor: Es horroroso. No puedo creerlo.
Johnny: No se preocupe doctor, estoy
acostumbrado a la soledad.
(Silencio denso. Magdalena se arrastra hasta Johnny, rasgados
los vestidos. Ya no está embarazada.)
Magdalena: Te he fallado, ¿verdad Johnny?, te
he fallado otra vez.
Johnny: Puede ser, o puede que no haya sido
culpa tuya.
Magdalena: Mi pobre Johnny.
Johnny: Tú estás bien y eso es lo único que
importa...
Magdalena: Pero he perdido tantísima sangre.
¿No te das cuenta? Pobre Johnny, nunca
te das cuenta de nada.
Johnny: ... eso es lo único que importa...
Doctor: Yo me pregunto, como sobrevivirán a partir
de ahora, sin apenas sangre.
Magdalena: Johnny, contéstame, ¿qué vamos a
hacer, cómo viviremos?
Johnny: No lo permitiré jamás, una chica como
tú no puede aceptar un empleo así.
Magdalena: Pero...
Johnny: Está bien, lo permitiré...
Magdalena: Johnny.
Johnny: Pero mi difunta madre me enseñó que esa
no es una buena forma de ganarse la vida.
Magdalena: Mi pobre Johnny.
Johnny: Pero cuando nazca el pequeño Billy...
Magdalena: No Johnny, el pequeño Billy no va a
nacer.
Doctor: No se preocupen, todavía son jóvenes,
tendrán otro hijo.
(Se marcha el Doctor)
Magdalena: Perdóname Johnny, he perdido al
pequeño Billy.
Johnny: (Sonriendo) ¿Has perdido al pequeño
Billy?
Magdalena: Sí, Johnny.
Johnny: No te preocupes, yo le encontraré.
Magdalena: Pobre Johnny.
Johnny: (Entre el público) Pequeño Billy, ¿dónde
estás?, ¿has visto al pequeño Billy?, pequeño Billy ¿estás ahí?
(Se escucha el llanto de un bebé)
Jonhhy: (Abrazado a la botella de bourbon)
Pequeño Billy, pequeño malo no vuelvas a perderte.
Magdalena, he encontrado al pequeño Billy.
Magdalena: (Tomando entre sus brazos la
botella) Oh Johnny, se parece a ti.
Johnny: Cógelo en tus brazos, es tuyo.
Magdalena: Oh Johnny, no sé cómo pagarte esto.
(El
Oscuro veloz oculta la entrañable escena de los felices padres, abrazados
orgullosos a la botella de bourbon)
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