lunes, 15 de abril de 2013

DOS ESCENAS DE "LOS IMPRESENTABLES": (Valentín el terrorista filantrópico y Valentina la mujer positiva).





HISTORIA PRIMERA: VALENTÍN, EL TERRORISTA FILANTRÓPICO. 

PEPE.
Aquí en esta escena un interlocutor habla con Valentín. 
RICHARD.
Yo soy el interlocutor.
PEPE.
Y yo soy Valentin.

INTERLOCUTOR.
Oye, Valentín.

VALENTÍN.
¿Qué, interlocutor?

 INTERLOCUTOR.
Te perseguirán para meterte entre rejas.

 VALENTÍN.
¿Por qué?

 INTERLOCUTOR.
Por ser terrorista.
 VALENTÍN.
Pero yo soy Valentín: el terrorista filantrópico.

 INTERLOCUTOR.
¿Y?

VALENTÍN.
Estoy aquí, para hacer el bien, para que triunfe la justicia.

INTERLOCUTOR.
Pero la justicia no quiere a los terroristas.

 VALENTÍN.
Pero yo sí quiero a la justicia.  Es un amor no correspondido lo sé, pero no me importa, trabajaré noche y día por ganarme su afecto.  Ella es tan hermosa.


INTERLOCUTOR.
¿Quién?

VALENTÍN.
La justicia.

INTERLOCUTOR.
¿Sí?

VALENTÍN.
Esa suave venda cubriendo sus hermosísimos ojos, esa equilibrada balanza, esos dos platillos tan duros y redonditos...

INTERLOCUTOR.
Calla coño.

VALENTÍN.
¿Por qué?

INTERLOCUTOR.
Ná.  Que me estoy poniendo cachondo.

VALENTÍN.
Joé, interlocutor.  No es para tanto.



HISTORIA SEGUNDA: VALENTINA LA MUJER POSITIVA.

VALENTINA.
Cariño.

MARIDO. 
¿Qué quieres zorra?

VALENTINA.
Te he preparado la cena.

MARIDO.
Te voy a dar dos hostias.

VALENTINA.
(Al público) Hola.  Soy Valentina, la mujer positiva.  Y aquel chico es mi marido.  Lo quiero mucho.  Él también me quiere... a su manera...

MARIDO.
Tráeme vino, cojones, que me tienes muerto de sed.

VALENTINA.
El vino no te conviene, amor mío, debes abandonar ese feo hábito de la bebida...

MARIDO.
Tráeme una botella o te parto la cara.

VECINO.
(Entrando en escena) ¿Has oído lo que te ha dicho?  ¿Qué manera de hablar es esa?

VALENTINA.
Sí.  Es un hombre de convicciones firmes, como a mí me gustan. 

MARIDO.
Date prisa.  Joder.

VALENTINA.
Piensa en tu maltrecho hígado, amor.

MARIDO.
Hija de la gran puta, calla tu asquerosa boca, lagarta bigotuda.

VALENTINA.
Me gusta su llaneza, su lenguaje está desprovisto de artificios, me encantan los hombres espontáneos.

VECINO.
A pesar de todo, creo que ese hombre no te conviene.

VALENTINA.
¿Ah no?

VECINO.
Puede llegar a lastimarte.

VALENTINA.
¿Eso te preocupa?

VECINO.
Mucho.  Me atormenta que en un futuro cercano él pudiera llegar a ponerte la mano encima.

VALENTINA.
Pues alegra esa cara, no tienes nada que temer. Eso no podrá llegar a suceder en el futuro…

VECINO.
Mejor.

VALENTINA.
…Porque ya ha sucedido… en el pasado.

VECINO.
¿Te ha pegado ese cabrón?

VALENTINA.
Sí.

VECINO.
¿Por qué no le abandonas?

VALENTINA.
Soy tan terriblemente positiva, que acabo perdonando todas sus fechorías.  Es bueno ser positivos, ¿no?

VECINO.
Pero no tanto.  Podrías llevar una vida normal, con una persona normal.

VALENTINA.
Seguro que sí.  Mi vida no puede empeorar, eso es fantástico, todo lo que me pase en el futuro va a ser mejor.

VECINO.
No creas, ese tipo puede llegar a ser un asesino.  Acabar contigo.

VALENTINA.
Qué bien, de ese modo se acabaría mi calvario.

VECINO.
Vale.  Decidido.  Tu calvario se va a acabar.  Y voy a ser yo, quien lo consiga.

VALENTINA.
¿Tú?

VECINO.
Sí, yo, tu vecino, el de la obra de teatro de al lado. 

VALENTINA.
¿Cómo es eso?

VECINO.
Porque además de dar réplicas en obritas de teatro como la tuya, tengo otra personalidad, y es que yo, soy: Valentín: El terrorista filantrópico. 

VALENTINA.
Qué sorpresa tan agradable.

VECINO.
Y me voy a cargar a tu marido.  Pum, pum.  Ya he quitado a ese cerdo de en medio.

VALENTINA.
Raspas.  Está muerto del todo. 

VECINO.
No te volverá a insultar, ni recibirás jamás sus malos tratos.

VALENTINA.
Y además, así no volverá a beber vino nunca más, que le hacía muchísimo daño en el hígado.  

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